Le pedí una y mil veces que no me lo contara.Que no hacia falta.Que ahorrara los detalles.Que no era necesario.
Sin embargo,siguió.
Me contó todo.Desde cómo hablaba,cómo caminaba.Que gestos hacía con las manos.Cómo se le hacían chiquitos los ojos cuando se reia.Cómo le quedaba el pelo suelto y a que olía.-Igualmente atado le queda increible-me dijo.
De los años que lo conozco jamas me habia hablado de alguien de esa manera.
La primera vez que la llevó a cenar.Cómo comía,en pequeños y lentos bocados.Yo me imaginaba agarrandola del cuello y ahorcandola en el medio de un carrito en La Florida.
Me la imaginaba digna de algún premio a la discreción,a la pulcritud y a la femeneidad.
Atras quedaba yo hundida en mis malas palabras,en nuestras gigantes porciones de pizza entrando enteras en nuestras bocas.
Ahi quedé yo,llorando a moco tendido y limpiandome con rolly-sec en medio de un mar de pintura corrida,narices rojas y enmarañadas cabelleras.Ahi estaba yo recordando nuestras borracheras y las caidas.
Las llevadas a cocoyito a la salida de la cancha por ese mentiroso pie torcido.Las veces que nos arrancamos las martingalas jugando al caño cobra en el recreo.
Y pensaba.Cómo no fui mas femenina.Cómo no me puse rimmel mas temprano y no le hice ojitos durante mas años.
Cómo no fui mas debil y le pedi que me baje todas esas cajas llenas de libros,que eran extremadamente pesadas.
Cómo no fui mas discreta,menos confrontativa,mas femenina,menos competitiva,menos agresiva,mas docil.
Cómo no fui ella.
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