Y yo que pensaba que los caballeros habían dejado de existir.
De esos que te abren las puertas y te hacen un movimiento de cabeza como señal de asentimiento.
De esos que te dejan pasar,te ceden un asiento,te dicen:por favor,te alcanzan,te esquivan con un ademán de:mil perdones,señorita.
Yo que pensaba que habían desaparecido aquellos que te saludaban cortesmente,sin búsqueda de retribucíon alguna.
Yo que pensaba que el principe azul,ahora devenido en púrpura,no era mas que un cuento de hadas,una ilusión de la niñez,un engaño de la descolorida pubertad,un mito.
Yo que pensaba que era mentira que se me podía volar un pañuelo en la esquina de Corrientes y Mendoza y el caballero en cuestión,me lo iba a alcanzar,despues de correr los 50 metros llanos con tal de realizar semejante hazaña romántica.
Yo que pensaba que el caballero estaba enterrado,muerto,despotricado,avazallado,descuajeringado,pulverizado,atropellado,aniquilado,imaginado.
Yo que pensaba.
Y lo bien que hice.
Para vos,numero 852.
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