lunes, 2 de noviembre de 2009

Vida.

Dejamos de jugar a que todo se lo llevaba el viento. Como es que se marchita todo y no queremos darnos cuenta. Que fácil era todo antes, cuando poco nos importaba. Ahora, todos prendidos de las formalidades. Pero de eso se trataba ¿no? Cierro los ojos, pido un deseo, uno, dos, tres, ¿se me cumplirá? ¿Haré que se me cumpla? Ah, una vez querían hacerme entender que todo era trabajo y sacrificio y nada de azar. Si, azar. Creo estar conjurando algo. Y bueno, ¿es hora de que se lo diga? Duda. Creo que no. Mantengo la mentira. Practico una sonrisa. ¡SI! No lo nota, no se da cuenta. Alivio. Entonces puedo seguir. Sigo .Que mas me hace falta. Ah, sí, palabras de aliento, todo está bien, nimiedades. ¿Comento algo del clima? Demasiado banal. Ya sé. Vuelvo en el tiempo. Eso no falla. Risas. Qué bien que la pasamos. Cuantos buenos momentos .Si. Tiempo pasado. Ya está. Me saco un peso de encima. Se va por un largo rato. Tengo que pensar en algo a más largo plazo. No jugamos más a que las cosas se las lleva el viento. Las cosas están acá. Y son pesadas. Tanto, que ya no puedo caminar erguida. Peso. Culpa. Vergüenza. Un mal para cada día.

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